La policía reconoció la valentía de un joven de 18 años que actúo con rapidez al descubrir video ilegal en el teléfono de un pasajero.
El 17 de agosto (KST), un joven de 18 años llamado Lee viajaba en la Línea 2 del Metro de Seúl, entre Sinchon y la estación de la Universidad Hongik. Mientras estaba sentado, notó que el hombre a su lado manipulaba su teléfono de manera extraña. Al mirar con más atención, descubrió un video filmado desde debajo de la falda de una mujer con vestido azul. Convencido de que se trataba de un acto ilegal, decidió intervenir de inmediato.
Lee le arrebató el teléfono al sospechoso y lo denunció a la policía. El hombre intentó convencerlo de esperar hasta la siguiente parada, pero al llegar a la estación de la Universidad Hongik trató de recuperar el dispositivo y escapar. Lee lo persiguió por las escaleras de la estación hasta la salida 8. El forcejeo terminó con el joven sufriendo rasguños leves, pero sin permitir que el sospechoso huyera.
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Durante la confrontación, el hombre aseguró que el video era de su novia y que había dado su consentimiento. Lee no aceptó la explicación y pidió que se verificara directamente con la policía. El sospechoso se tornó agresivo y lanzó golpes que el joven logró esquivar. Finalmente, Lee contuvo al hombre hasta la llegada de los agentes.
La Policía de Mapo revisó las cámaras de seguridad y confirmó el testimonio del joven. El 11 de septiembre lo condecoraron por su valentía y rapidez para actuar. Al ser entrevistado, Lee declaró: “No tenía miedo. Tengo agallas”. Explicó que su experiencia en boxeo le permitió mantener la calma en la situación.
Actualmente, el sospechoso enfrenta una investigación por violar la Ley de Casos Especiales sobre el Castigo de Delitos Sexuales. El caso reabre el debate sobre el problema de las cámaras espía, conocidas en Corea del Sur como molka. La acción de Lee fue reconocida públicamente como un ejemplo de responsabilidad ciudadana.
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